“Caliwood”
marca un hito con todo lo que Carlos Mayolo, Andrés Caicedo y Luis Ospina
hicieron por el cine caleño y la cultura artística de la ciudad durante los
años setenta y ochenta. Sandro Romero Rey, profesor de la facultad de artes de
la universidad distrital, escribe y publica “Carlos Mayolo La vida de mi cine y
mi televisión” en el 2008 para hacerle un homenaje a el genio del cine nacional,
Carlos Mayolo, que junto a sus amigos consolidaron un movimiento artístico y
cultural que consagro a Cali como la ciudad del cine durante la década del
setenta y ochenta.
Los
miembros de “Caliwood” no eran caleños normales, eran tipos muy entusiastas y
sacrificados. Hacían cine porque les gustaba y gracias a sus críticas y nuevos
estilos de cine ofrecieron una visión distinta de Colombia y de Cali. Esta era
una etapa creativa, cada miembro del grupo aportaba algo distinto para la
realización de proyectos. Estaban obsesionados con el famoso cine de horror
inspirado en historias del escritor americano Edgar Allan Poe. También se
vieron influenciados por películas europeas de bajo presupuesto y gracias a
estas influencias lograron crear personajes cercanos a la cotidianidad de la
época.
Es
claro como personajes bastante peculiares son los que transforman por completo
la forma de hacer cine durante la época de “Caliwood”. Andrés Caicedo un tartamudo
con gran amor por la literatura, Carlos Mayolo un joven indisciplinado,
drogadicto, borracho y terco y Luis Ospina un obsesionado por el cine, deciden
experimentar y montan no solamente un nuevo estilo de cine, sino toda una
infraestructura alrededor de este conformada por la productora “Cine al ojo”,
la revista “Ojo al cine” que publicaba artículos acerca del desarrollo del cine
nacional, entrevistas y críticas. También fundan “Ciudad Solar” un lugar donde
se hacían salas de exposiciones, un cine club y un laboratorio de fotografía.
Antes
Cali era una ciudad ideal para producir cine: el clima, la gente, la soltura.
Hoy en día todo cambio, las empresas comerciales, la mafia, la violencia e
inseguridad se encargaron de llevar al olvido esa ciudad que una vez fue cuna
de grandes proyectos cinematográficos. A finales de los sesenta y comienzos de
los años setenta, con la llegada de los juegos panamericanos del setenta y uno
los caleños se sentían orgullosos de su ciudad, la cuidaban e inclusive fuimos
la ciudad mas cívica de Colombia. Hoy en día ese civismo, ese orgullo y ese
respeto por la ciudad se ha perdido llevando a Cali a tener los más altos
niveles de delincuencia y violencia en el país.
Resulta
decepcionante ver como se ha perdido la identidad, pero resulta más inquietante
como los ciudadanos no les importa recuperar esa identidad que quedo en
el pasado, y resulta peor si esperamos que alguien venga y reviva esa tradición
que hace unos años un grupo de jóvenes bastante fuera de lo común empezaron. Es
evidente que de “Caliwood” solo quedan las cuatro primeras letras.
Caicedo,
Mayolo y Ospina llevaron el cine caleño a una nueva faceta. Fue una época de
gloria donde la capital del Valle era reconocida no por sus altos índices de
criminalidad, sino por sus altos estándares como ciudad. Con la comparación y
contraste entre el Caliwood setentero y el Cali de hoy en día, Sandro Romero
Rey no busca recordarnos lo mal que estamos, simplemente busca rendirle un
homenaje a los genios del cine caleño que con sus esfuerzos lograron una época
dorada. Resulta fascinante como con ganas se pueden hacer las cosas bien hechas
y terminar contribuyendo enormemente al desarrollo de un arte y de una ciudad.
Rey, Romero, S. (2008) Caliwood. En:
Carlos Mayolo La vida de mi cine y mi televisión (pp 104-106) Bogotá, Colombia
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